La Gracia de Dios
Algunas palabras bíblicas han sido manejadas con tanto descuido que, con el paso de los años, su significado original parece haberse deteriorado con el tiempo y ahora son de poco interés para alguien. No sucede así con la palabra gracia; todavía conserva su brillo y misterio. Tal vez esto sea porque la gracia, a diferencia de tantas otras ideas bíblicas, nunca puede ser ganada o recompensada. La gracia solo se da como un don gratuito, un regalo dado a todos los que reconocen cuan indignos e incapaces son para merecerla y eso nos incluye a nosotros. La gracia no es el fin, sino el medio, es el vehículo que Dios ha escogido para hacernos llegar al fin más significativo, la Salvación.
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¿Qué tan diferente cree usted que somos los cristianos de los no cristianos? Es decir, dejando a un lado nuestra fe en Cristo, ¿cuán diferente somos? Si somos honestos, no diferimos en mucho. Por ejemplo, ¿tiene usted pagos de hipoteca y de automóvil? Ellos también. ¿Batalla usted con emociones que a veces se salen de control? Ellos también. ¿Tiene usted comidas que preparar? Ellos también. ¿Lo ve? En éstas y otras tantas cosas no somos diferentes a los no creyentes que nos rodean. La única excepción es que los no cristianos no saben realmente quién es Jesús. Pero usted sí lo sabe y puede mostrarles y comunicarles cómo Cristo ha hecho una gran diferencia en su vida. ¿Qué tan preparado se siente para comunicarles el mensaje que ha transformado su vida? ¿Qué le detiene a hacerlo?
