

Fortaleciendo Sus Prioridades
Ser cristianos no nos hace inmunes a la tiranía de lo urgente. La mayoría de las iglesias no tienen problemas para ocuparse de sus prioridades cuando la congregación apenas comienza. Pero más adelante, cuándo viene el crecimiento, cuando las necesidades rebasan la capacidad para poder satisfacerlas todas, cuando la iglesia se muda a nuevas instalaciones, o cuando azotan los vientos de la adversidad, la lista de prioridades es arrastrada por una ráfaga de confusión. Para asegurarnos que esa lista quede firmemente establecida, debemos afirmar nuestro conocimiento en cuatro prioridades; prioridades que deben caracterizar a cada iglesia, así como a cada una de nuestras vidas.
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¿Qué tan diferente cree usted que somos los cristianos de los no cristianos? Es decir, dejando a un lado nuestra fe en Cristo, ¿cuán diferente somos? Si somos honestos, no diferimos en mucho. Por ejemplo, ¿tiene usted pagos de hipoteca y de automóvil? Ellos también. ¿Batalla usted con emociones que a veces se salen de control? Ellos también. ¿Tiene usted comidas que preparar? Ellos también. ¿Lo ve? En éstas y otras tantas cosas no somos diferentes a los no creyentes que nos rodean. La única excepción es que los no cristianos no saben realmente quién es Jesús. Pero usted sí lo sabe y puede mostrarles y comunicarles cómo Cristo ha hecho una gran diferencia en su vida. ¿Qué tan preparado se siente para comunicarles el mensaje que ha transformado su vida? ¿Qué le detiene a hacerlo?

