

El Silencio y la Soledad – Disminuyendo el Paso
En un mundo de ritmo acelerado como en el que vivimos, es muy difícil darnos tiempo para practicar momentos de silencio y soledad. Sin embargo, esta disciplina doble es necesaria para enfocar nuestra atención en Dios y para recibir el alimento espiritual de Su Espíritu. Pues el Espíritu Santo habla en maneras que multitudes ruidosas a menudo pueden ahogar. Siguiendo el ejemplo de Cristo, de practicar el silencio y la soledad, nos preparará para escuchar la «voz sin ruido» de Dios al administrar Sus dones de descanso, claridad y paz en un mundo cansado, confuso y tumultuoso como el nuestro.
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¿Qué tan diferente cree usted que somos los cristianos de los no cristianos? Es decir, dejando a un lado nuestra fe en Cristo, ¿cuán diferente somos? Si somos honestos, no diferimos en mucho. Por ejemplo, ¿tiene usted pagos de hipoteca y de automóvil? Ellos también. ¿Batalla usted con emociones que a veces se salen de control? Ellos también. ¿Tiene usted comidas que preparar? Ellos también. ¿Lo ve? En éstas y otras tantas cosas no somos diferentes a los no creyentes que nos rodean. La única excepción es que los no cristianos no saben realmente quién es Jesús. Pero usted sí lo sabe y puede mostrarles y comunicarles cómo Cristo ha hecho una gran diferencia en su vida. ¿Qué tan preparado se siente para comunicarles el mensaje que ha transformado su vida? ¿Qué le detiene a hacerlo?

