Visión Para Vivir

Juan 3:1-16 Dios ha hecho muchas promesas a lo largo de las Escrituras, pero ninguna es más significativa que su ofrecimiento de salvación eterna por medio de su Hijo Jesucristo. Motivado por su amor a la humanidad, Dios desea renovar su relación con nosotros, una relación que se ha roto por el pecado y nuestra rebelión. Por lo tanto, Dios decide enviar a su Hijo a la tierra. Jesús murió en la cruz por nuestros pecados, y resucitó de la muerte para que podamos vivir con Él por la eternidad. Todo lo que nos queda por hacer es aceptar su ofrecimiento de salvación. ¿Creerá y confiará usted en Él? Este es un buen momento para dar una presentación del evangelio de manera sencilla y directa, usando el evangelio de Juan capítulo 3.

Romanos 3:1-16 Dios reina en justicia, perfección y santidad infinita. Su carácter y Su palabra son «el estándar» para nuestra vida. Es lo que podríamos llamar el estándar moral con el cual todos somos comparados, y me atrevería a decir que nos hemos quedado cortos. Siendo que Dios existe en la esfera de la perfección absoluta, Su naturaleza requiere lo mismo de nosotros. Y allí radica precisamente el problema. La Biblia nos dice claramente que hemos pecado y nos hemos quedado cortos en cuanto a cumplir con el requisito de la perfección de Dios.  Pablo describe esta verdad de manera muy clara en su carta a los Romanos, capítulo 3.

Romanos 3:1-16 Dios reina en justicia, perfección y santidad infinita. Su carácter y Su palabra son «el estándar» para nuestra vida. Es lo que podríamos llamar el estándar moral con el cual todos somos comparados, y me atrevería a decir que nos hemos quedado cortos. Siendo que Dios existe en la esfera de la perfección absoluta, Su naturaleza requiere lo mismo de nosotros. Y allí radica precisamente el problema. La Biblia nos dice claramente que hemos pecado y nos hemos quedado cortos en cuanto a cumplir con el requisito de la perfección de Dios.  Pablo describe esta verdad de manera muy clara en su carta a los Romanos, capítulo 3.

Judas 17-25 Por siglos, se ha desatado una feroz batalla contra la herejía con una monótona regularidad y una creciente intensidad. Cuando esta batalla comenzó, la iglesia todavía estaba en su infancia. Habiendo puesto al descubierto a los falsos profetas que torcían la enseñanza de la gracia y se resistían a la autoridad del Señor Jesucristo, Judas exhortó a sus lectores mantenerse enfocados, a ponerse las pilas y permanecer firmes en la fe en contra toda oposición. Su mensaje sigue siendo el mismo hoy para todos nosotros que estamos a favor de defender la verdad inmutable de Dios en un mundo de ficción. 

Judas 17-25 Por siglos, se ha desatado una feroz batalla contra la herejía con una monótona regularidad y una creciente intensidad. Cuando esta batalla comenzó, la iglesia todavía estaba en su infancia. Habiendo puesto al descubierto a los falsos profetas que torcían la enseñanza de la gracia y se resistían a la autoridad del Señor Jesucristo, Judas exhortó a sus lectores mantenerse enfocados, a ponerse las pilas y permanecer firmes en la fe en contra toda oposición. Su mensaje sigue siendo el mismo hoy para todos nosotros que estamos a favor de defender la verdad inmutable de Dios en un mundo de ficción. 

Judas 5-16  Cuando un hombre llamado Judas, en el Siglo I, se sentó un día para escribir algunos pensamientos acerca de la vida cristiana, de repente cambió de parecer. En lugar de presentar una tranquila y calculada explicación del andar con Cristo, descargó una feroz denuncia contra la apostasía, exhortando a sus lectores a «contender ardientemente por la fe» (Judas 3). Debido a que Dios guio a Judas a cambiar su mensaje, hoy tenemos esta postal de útiles directrices sobre cómo mantenerse firme contra las tendencias tentadoras de nuestro tiempo. A diferencia de muchos que hoy día toleran la herejía con el fin de preservar la paz, Judas demostró claramente que la batalla por la verdad exige nuestro esfuerzo y que bien vale la pena defenderla a capa y espada.

Judas 5-16Cuando un hombre llamado Judas, en el Siglo I, se sentó un día para escribir algunos pensamientos acerca de la vida cristiana, de repente cambió de parecer. En lugar de presentar una tranquila y calculada explicación del andar con Cristo, descargó una feroz denuncia contra la apostasía, exhortando a sus lectores a «contender ardientemente por la fe» (Judas 3). Debido a que Dios guio a Judas a cambiar su mensaje, hoy tenemos esta postal de útiles directrices sobre cómo mantenerse firme contra las tendencias tentadoras de nuestro tiempo. A diferencia de muchos que hoy día toleran la herejía con el fin de preservar la paz, Judas demostró claramente que la batalla por la verdad exige nuestro esfuerzo y que bien vale la pena defenderla a capa y espada.

Judas 1-4 Excepto por su sonada y magnifica doxología, la «postal» de Judas es una pequeña pieza conocida de la literatura del Nuevo Testamento. La mayoría de los lectores pocos que intentan leer y entender esta carta, a menudo se sienten desconcertados y confundidos por su lenguaje e imágenes mentales que resultan extraños para nuestros oídos; pero quienes la leyeron por primera vez, quedaron tan impactados como si hubieran recibido un fuerte martillazo en sus corazones. La carta de Judas condenó las acciones de quienes se opusieron a la fe y advirtió a los creyentes fieles a permanecer firmes y fuertes en medio del caos moral y espiritual que vivían. Cuando se interpreta y aplica correctamente, esta postal todavía sigue impactando en la actualidad como lo hizo cuando fue leída por primera vez. Esta carta de un solo capítulo es la exposición y denuncia más dramática de la herejía en toda la Biblia. Es como un toque de trompeta que hace un llamado a todos los cristianos a prepararse para la batalla—para equipar sus mentes y corazones con un conocimiento profundo y un compromiso firme para defender la verdad de Dios.

Judas 1-4 Excepto por su sonada y magnifica doxología, la «postal» de Judas es una pequeña pieza conocida de la literatura del Nuevo Testamento. La mayoría de los lectores pocos que intentan leer y entender esta carta, a menudo se sienten desconcertados y confundidos por su lenguaje e imágenes mentales que resultan extraños para nuestros oídos; pero quienes la leyeron por primera vez, quedaron tan impactados como si hubieran recibido un fuerte martillazo en sus corazones. La carta de Judas condenó las acciones de quienes se opusieron a la fe y advirtió a los creyentes fieles a permanecer firmes y fuertes en medio del caos moral y espiritual que vivían. Cuando se interpreta y aplica correctamente, esta postal todavía sigue impactando en la actualidad como lo hizo cuando fue leída por primera vez. Esta carta de un solo capítulo es la exposición y denuncia más dramática de la herejía en toda la Biblia. Es como un toque de trompeta que hace un llamado a todos los cristianos a prepararse para la batalla—para equipar sus mentes y corazones con un conocimiento profundo y un compromiso firme para defender la verdad de Dios.

Judas 1-4 Excepto por su sonada y magnifica doxología, la «postal» de Judas es una pequeña pieza conocida de la literatura del Nuevo Testamento. La mayoría de los lectores pocos que intentan leer y entender esta carta, a menudo se sienten desconcertados y confundidos por su lenguaje e imágenes mentales que resultan extraños para nuestros oídos; pero quienes la leyeron por primera vez, quedaron tan impactados como si hubieran recibido un fuerte martillazo en sus corazones. La carta de Judas condenó las acciones de quienes se opusieron a la fe y advirtió a los creyentes fieles a permanecer firmes y fuertes en medio del caos moral y espiritual que vivían. Cuando se interpreta y aplica correctamente, esta postal todavía sigue impactando en la actualidad como lo hizo cuando fue leída por primera vez. Esta carta de un solo capítulo es la exposición y denuncia más dramática de la herejía en toda la Biblia. Es como un toque de trompeta que hace un llamado a todos los cristianos a prepararse para la batalla—para equipar sus mentes y corazones con un conocimiento profundo y un compromiso firme para defender la verdad de Dios.