En los Estados Unidos únicamente, la mitad de las personas se divorciarán en la primera década de su matrimonio. Tristemente, el índice de divorcio es aún más alto para los que se casan por segunda o tercera vez. Para muchos, el compromiso de amarse, honrarse y ayudarse mutuamente «hasta que la muerte nos separe» se ha desvanecido con el tiempo. Sin duda, vemos un sin número de matrimonios desmoronarse porque uno o ambos cónyuges decidieron permanecer juntos «mientras que sientan amor» el uno por el otro. Hoy día, ningún hogar se escapa de ser impactado por el dolor que provoca el divorcio, incluyendo hogares cristianos. Sea que su vida haya sido tocada por el divorcio en forma directa o indirecta (o todavía no suceda), es importante reflexionar en la razón por la que Dios creó el matrimonio, y cómo Él puede fortalecerle para amar a su cónyuge «hasta que la muerte los separe» y no únicamente «mientras sientan amor».