Una de las plantas más extrañas

Job 26:12

"Él agita el mar con su poder y con su entendimiento lo hiere en su arrogancia."

Uno de los cultivos de comida más grande en el mundo crece en la luz azul helada que penetra ocho pies de hielo Ártico.  Estas plantas, llamadas diatomas, crecen pegadas a cristales de hielo en temperaturas sub-heladas.  Sus paredes de células no están hechas de celulosa, como están hechas las paredes de las células de otras plantas.   Más bien, están hechas de sílice, el mismo material que hace mucha de la arena del mundo.

Como otras plantas, diatomas fotosintetizan.  Sin embargo, estas llevan a cabo su trabajo en luz que es menos del 1% tan brillante como la luz en la superficie del páramo Ártico.  Durante los inviernos largos y fríos no reciben luz del todo.  
    
Las diatomas están al principio de una cadena de comida extensa que incluye a muchas de las criaturas del mundo, y entre estas a los humanos. Los Zooplancton son animales microscópicos que se alimentan de las  diatomas.  Pequeños crustáceos tales como el krill se alimentan del zooplancton.  Estos animales, a su vez, alimentan a muchas de las ballenas e inclusive al ser humano.  Sin diatomas, la base de esta cadena de comida en particular colapsaría.

Solo considere, la gran variedad, belleza y creatividad que se puede ver en estas criaturas, las cuales atestiguan de un plan global en el orden creador.  Sin embargo, las interrelaciones adicionales complejas, tal como es la cadena alimenticia, conlleva un testimonio adicional de la gran inteligencia que supervisa toda la creación.

El “libro de la naturaleza” solo puede dar una pista de lo que podemos aprender acerca de su Creador en las páginas de Su Palabra revelada, la Biblia.
  

Oración: Amado Padre, aunque la creación es gloriosa, el testimonio de ti es ambiguo, comparado a tu revelación en la Biblia. Por medio del estudio de tu Palabra y del conocimiento de tu creación, ayúdame a ser un más aguerrido testigo de ti, especialmente hacia aquellos que están llevados a creer en un ambiguo “dios de la naturaleza”. En nombre de Jesús. Amén.

Notas: 

Browne, Malcolm W. 1984. Antarctica: life’s tenuous toehold. Discover, Mar. p. 48.

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