Comprando mi propio regal

"Tienes que hacernos dioses que marchen al frente de nosotros." Éxodo 32.1

¿Alguna vez quiso comprar su propio regalo de Navidad?

¿No sería mejor? No tendría que esperar hasta Navidad para saber qué es, no tendría dudas en cuanto al talle o al color, ni correría el riesgo de recibir algo que no quisiera. Entonces, ¿por qué parece algo tan sin sentido?

Cuando éramos niños pensábamos que la parte más importante del regalar era el regalo en sí. Pero al crecer comenzamos a darnos cuenta que la parte más importante del regalar es la persona que da el regalo. Abrir un regalo que uno mismo se compró puede tener todos los elementos tradicionales de ir de compras, envolverlo, y ponerlo debajo del arbolito, pero le falta el amor, la relación, el acto de dar.

El pueblo de Dios estaba cansado de esperar por el regalo de Dios, por lo que pensó que sería lo mismo si ellos iban de compras por sí mismos. En vez de esperar por el Salvador, se inventaron uno - un dios hecho de oro que tenía todo lo que ellos pensaban que debía tener: drama, brillo, entusiasmo. Todo, menos una relación. ¿Cómo se puede amar y confiar en algo que uno sabe es falso? Pero el entusiasmo pronto se convirtió en cenizas. Moisés convirtió el becerro de oro en polvo, lo desparramó en el agua, e hizo que la bebieran.

¿Es posible que nosotros, en nuestra impaciencia, hayamos ido de compras y tratado de elegir nuestro propio regalo, en vez de esperar por el Señor? Si podemos esperar - si confiamos en que Dios va a cumplir su promesa - entonces abriremos un regalo muchísimo mejor, y descubriremos la riqueza de una vida íntima y eterna con Él.

ORACIÓN: Señor Jesús, ayúdame a esperar. Mis propias ideas no han dado buen resultado. Quiero, con la ayuda de tu Espíritu, esperar por tu regalo perfecto. Amén.

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