Palabras duras

»¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Les cierran a los demás el reino de los cielos, y ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo.

»¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Recorren tierra y mar para ganar un solo adepto, y cuando lo han logrado lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes.
»¡Ay de ustedes, guías ciegos!, que dicen: "Si alguien jura por el templo, no significa nada; pero si jura por el oro del templo, queda obligado por su juramento." ¡Ciegos insensatos! ¿Qué es más importante: el oro, o el templo que hace sagrado al oro? También dicen ustedes: "Si alguien jura por el altar, no significa nada; pero si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado por su juramento." ¡Ciegos! ¿Qué es más importante: la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda? Mateo 23:13-19

“¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!... ¡Guías ciegos!... ¡Serpientes! ¡Camada de víboras!”  Palabras duras que expresan la ira de Dios con los maestros de la Ley y los fariseos. Pero, ¿estaba Jesús simplemente enojado, o será que tenía un propósito en sus palabras?

Hay veces en que es necesario que estemos enojados, aun con quienes amamos, porque no se dan cuenta que están pecando contra ellos mismos o contra otros. ¿Conoce a alguien que caiga dentro de esta categoría? Por otro lado, cuando es necesario que exprese su enojo, ¿tiene en cuenta que el objetivo final es la reconciliación?

Jesús no finalizó su reprimenda con una acusación, sino con una invitación. “¡Jerusalén, Jerusalén... cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas!” Este es el mensaje de amor y perdón del Evangelio.

Jesús pronunció palabras duras para traspasar el orgullo y despertar a los corazones endurecidos, de tal forma que pudieran darse cuenta del pecado que llevaban dentro. Pero él no quiere que nadie muera y quede separado de él eternamente; él quiere que todos estemos junto a él, disfrutando de su compañía y protección.

ORACIÓN: Señor Jesús, ayúdanos a no pecar cuando estamos enojados, sino a buscar siempre la reconciliación y a ofrecer el perdón al hermano arrepentido. Amén.

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