Quebrantados

También tomó pan y, después de dar gracias, lo partió, se lo dio a ellos y dijo: “Este pan es mi cuerpo, entregado por ustedes; hagan esto en memoria de mí.” Lucas 22:9

Es tradición partir el pan antes de dárselo a otros.

En diferentes ocasiones, en el Nuevo Testamento, el Señor toma pan, lo parte, y se lo da a sus discípulos para que lo distribuyan entre las personas que tenían hambre y necesidad.

En la última cena Jesús también tomó pan y, después de dar gracias lo partió y se lo dio a sus discípulos.

A lo largo de las Escrituras podemos ver cómo Dios hace lo mismo con las personas con la finalidad de prepararlas para hacer grandes cosas y servir a muchos en su nombre.

Así lo hizo con Abraham, a fin de hacer de él el padre de muchos.

Así lo hizo con José, a fin de que él proveyera para muchos.

Así lo hizo con Moisés, para que fuera el líder de su pueblo elegido.

El mismo Cristo fue quebrado a través de su crucifixión y muerte, para ser el Salvador de la humanidad.

En el cuerpo quebrado de Cristo en la cruz fueron pagados nuestros pecados, fue completamente aplacada la ira de Dios, y fue ganada nuestra redención.

El Hijo de Dios fue quebrantado en lugar nuestro, para que quienes creen en él también vivan vidas quebrantadas al servicio de muchos por amor a Dios.

ORACIÓN: Señor, moldéanos y transfórmanos para que seamos como tú. Amén.

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