“Ven, Señor Jesús”

Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. 2 Pedro 3:10

Casi al mismo paso en que han crecido los niveles de inseguridad, también han sido inventados sistemas de protección para impedir que los ladrones actúen. Lo único que no han podido lograr los inventores, es fabricar una alarma que prediga con antelación cuándo aparecerán los malhechores.

En el caso del día del Señor, aunque no sepamos el momento exacto de su venida, no hay excusas para decir que no estamos preparados. No las hubo en el pasado pues Dios, por medio de los profetas, reveló todos los detalles de su advenimiento, incluyendo el envío de un precursor cuya voz clamaba en el desierto e invitaba al arrepentimiento.

Quienes vivieron en la era apostólica tampoco tuvieron pretextos. En los tres años que duró su ministerio terrenal, Jesús hizo grandes milagros y predicó con claridad la Palabra de Dios. Sin embargo, muchos judíos, en lugar de creerle y adorarle, se confabularon y lo colgaron de una cruz.

En la actualidad tampoco hay excusas. Por todo el mundo el mensaje de Dios es proclamado, y la venida de Jesús es anunciada por todas partes.

En cualquier lugar donde la Iglesia se reúne podemos adorar al Señor mientras lo esperamos. Este es el tiempo para escuchar y meditar en su Palabra y confesar la certeza de su regreso: “Creo que Jesucristo subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; y desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos…”.

Después de adorar a su Señor, los creyentes salen con el dulce sabor del evangelio, con la fe renovada, y con sus pecados perdonados… listos para esperar al Salvador.

ORACIÓN: Padre celestial, en tu nombre confieso: “Ven Señor Jesús”. Amén.

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