Luz para su gloria

Ustedes son la luz del mundo… Mateo 5:14a

Que Jesús les dijera a sus seguidores que eran ‘la luz del mundo’, no es poca cosa. Las oportunidades que tenemos para compartir a Cristo, o en otras palabras, para ser su <i>luz</i> a las personas de este mundo, no se presentan demasiado a menudo. Desafortunadamente, con frecuencia nuestras muchas ocupaciones hacen que las pasemos por alto o las desaprovechemos.

Algunas veces, sin embargo, nos encontramos compartiendo el Evangelio en una situación en la que jamás se nos hubiera ocurrido imaginar.

Eso fue lo que le sucedió a Nury, una maestra de escuela dominical de Guatemala que ha estado compartiendo las Buenas Noticias con alumnos por más de 25 años.

Hace cinco años, Nury fue secuestrada y mantenida en cautiverio durante cinco días en la selva de Centroamérica. En el momento de su secuestro, Nury tenía consigo un libro: su Biblia. Esto resultó ser una bendición no sólo para ella, sino también para los que la mantuvieron en cautiverio, ya que Nury aprovechó la oportunidad para leerles a los hijos de las mujeres que la cuidaban. ¡Qué preciosa manera de practicar todo lo aprendido en sus años de maestra de escuela dominical!

Algunos meses después de haber sido dejada en libertad, Nury se enteró que los misioneros tenían prohibido, bajo pena de muerte, ir a esas comunidades en la selva. Sin embargo, y a pesar del riesgo que representaba, Dios le dio fuerza para compartir el Evangelio con sus captores.

Así como Jesús es la luz del mundo, de la misma forma nosotros hemos sido llamados a llevar esa luz a los lugares donde hay personas que necesitan verla. Quizás sea en el mercado de su vecindario, o mientras mira a los niños jugar al fútbol, o, como en el caso de Nury, mientras está secuestrado en la selva.

El mensaje de la vida, muerte y resurrección de Jesús trasciende las barreras culturales y tiene poder para transformar cualquier vida. ¡Demos gracias a Dios porque nos ha dado el privilegio de compartir su luz con el mundo!

ORACIÓN: Padre celestial, gracias por darnos la luz del Evangelio. Ayúdanos a reflejar tu luz y a glorificarte en todos los momentos de nuestras vidas. En el nombre de Jesús. Amén.

Biografía del autor: Esta devoción está basada en un texto enviado por Nury Escobar de Milian, quien sirve como coordinadora e intérprete a misioneros luteranos y grupos de voluntarios que van a servir tanto en Guatemala, como en Cristo Para Todas Las Naciones.

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