Visión Para Vivir

1 Pedro 5:5-7Nuestra sociedad se ha empalagado con el dulce sabor al éxito. Llenamos nuestros platos con una variedad de libros que van desde cómo vestir para triunfar, hasta cómo invertir para asegurar el éxito. Después de devorarlos, volcamos nuestro apetito feroz hacia seminarios orientados al éxito. Y como postre o tentempiés, compramos audio con algunas conferencias de superación personal que serán fundamentales para llevarnos al tan deseado éxito que soñamos. Eso es cierto en nuestros países. Hemos llevado el éxito a un extremo. Lo irónico de todo, es que nunca hay suficiente éxito en la vida de alguien como para dejarlo a uno satisfecho. En lugar de satisfacción, lo que experimentamos es una sensación de engreimiento porque nos consideramos llenos de nosotros mismos, de nuestros sueños, nuestras metas, nuestros planes y nuestros proyectos. Y el resultado de comer todo lo que podamos, no es la satisfacción, sino más bien nauseas. Si usted siente deseos de vomitar de tanto comer todo lo relacionado al éxito, usted lo que menos necesita es un segundo plato, sino más bien, aprender a sentirse satisfecho. Es allí donde calza muy bien la enseñanza de 1 Pedro.

1 Pedro 5:1-4 La mayoría de las personas en el mundo de los negocios conocen muy bien la importancia de una descripción de trabajo. Deletrea en detalle preciso lo que es esperado de cualquiera en la compañía. Sin estas listas escritas de expectativas y objetivos, la ambigüedad y la frustración abundan. Pero al estar presente, los empleados saben lo que es requerido y los empleadores tienen criterio sobre que basar las evaluaciones de competencia y requisitos de cada empleado. En el ministerio, poco es dicho de las responsabilidades específicas de un ministro. Aunque esto sea verdad, la mayoría de las personas que son atendidas tienen numerosas expectativas. Esto es el “arreglo perfecto” para conflictos, lo cual puede explicar por qué tantos ministerios son conocidos por sus conflictos y luchas. ¡Cuán útil es de encontrar en la Escritura algunas pautas específicas para formar nuestras expectativas! Tales secciones son raras, aun siempre nos ayudan en nuestro deseo de ser justos, realistas y objetivos con los que sirven en el servicio cristiano vocacional. 

1 Pedro 5:1-4 La mayoría de las personas en el mundo de los negocios conocen muy bien la importancia de una descripción de trabajo. Deletrea en detalle preciso lo que es esperado de cualquiera en la compañía. Sin estas listas escritas de expectativas y objetivos, la ambigüedad y la frustración abundan. Pero al estar presente, los empleados saben lo que es requerido y los empleadores tienen criterio sobre que basar las evaluaciones de competencia y requisitos de cada empleado. En el ministerio, poco es dicho de las responsabilidades específicas de un ministro. Aunque esto sea verdad, la mayoría de las personas que son atendidas tienen numerosas expectativas. Esto es el “arreglo perfecto” para conflictos, lo cual puede explicar por qué tantos ministerios son conocidos por sus conflictos y luchas. ¡Cuán útil es de encontrar en la Escritura algunas pautas específicas para formar nuestras expectativas! Tales secciones son raras, aun siempre nos ayudan en nuestro deseo de ser justos, realistas y objetivos con los que sirven en el servicio cristiano vocacional.

1 Pedro 4:12-19 A veces, las pruebas son breves y no tan fuertes, y las olvidamos rápidamente. En otras ocasiones, sin embargo, esas pruebas persisten y son difíciles, dejándonos exhaustos y hasta abatidos. Ocasionalmente, no podemos funcionar bien después de las pruebas. Estas pruebas difíciles son a las que Pedro se refiere cuando escribe sobre el “fuego de prueba”. El sufrimiento bajo las pruebas es el tema principal de la primera epístola de Pedro. Los receptores eran cristianos esparcidos quienes enfrentaban circunstancias difíciles; y esas circunstancias no eran merecidas, eran injustas, y en términos generales no eran esperadas, sino impredecibles. De hecho, en este pasaje el apóstol Pedro se enfoca en esta forma intensa del sufrimiento, en cómo debemos reaccionar ante el fuego de las pruebas, qué cosas debemos recordar durante ese tiempo y en quién debemos confiar cuando ese fuego de las prueba se extiende.

1 Pedro 4:12-19 A veces, las pruebas son breves y no tan fuertes, y las olvidamos rápidamente. En otras ocasiones, sin embargo, esas pruebas persisten y son difíciles, dejándonos exhaustos y hasta abatidos. Ocasionalmente, no podemos funcionar bien después de las pruebas. Estas pruebas difíciles son a las que Pedro se refiere cuando escribe sobre el “fuego de prueba”. El sufrimiento bajo las pruebas es el tema principal de la primera epístola de Pedro. Los receptores eran cristianos esparcidos quienes enfrentaban circunstancias difíciles; y esas circunstancias no eran merecidas, eran injustas, y en términos generales no eran esperadas, sino impredecibles. De hecho, en este pasaje el apóstol Pedro se enfoca en esta forma intensa del sufrimiento, en cómo debemos reaccionar ante el fuego de las pruebas, qué cosas debemos recordar durante ese tiempo y en quién debemos confiar cuando ese fuego de las prueba se extiende.

1 Pedro 4:7-11 Pedro era un hombre práctico y realista. Sin duda le ayudó el hecho de estar casado y su trasfondo como pescador. Antes de abandonar la familiaridad de su trabajo en el lago, su vida consistía de cosas tangibles y prácticas: barcos, redes, peces, sostener una familia, trabajo duro, competencia y una larga lista de otras realidades. Consecuentemente no debe sorprendernos que su personalidad y su manera de escribir reflejen estas características. Por no moverse en círculos de eruditos, a Pedro no le interesaban los debates teológicos. La vida no se debate, se vive. Si una situación urgente exigía acción, Pedro no iba a convocar un comité para estudiar las alternativas. Simplemente dejaba a un lado todo el papeleo de la burocracia y aplicaba las manos a la masa. Por ello, cuando el gran pescador tomó su pluma para escribir sobre los santos que sufrían, no se sale por la tangente. Cuando habla de la realidad del fin de los tiempos, resume un plan de juego práctico y contundente en vez de presentar opciones y dar un discurso elocuente. 

1 Pedro 4:7-11 Pedro era un hombre práctico y realista. Sin duda le ayudó el hecho de estar casado y su trasfondo como pescador. Antes de abandonar la familiaridad de su trabajo en el lago, su vida consistía de cosas tangibles y prácticas: barcos, redes, peces, sostener una familia, trabajo duro, competencia y una larga lista de otras realidades. Consecuentemente no debe sorprendernos que su personalidad y su manera de escribir reflejen estas características. Por no moverse en círculos de eruditos, a Pedro no le interesaban los debates teológicos. La vida no se debate, se vive. Si una situación urgente exigía acción, Pedro no iba a convocar un comité para estudiar las alternativas. Simplemente dejaba a un lado todo el papeleo de la burocracia y aplicaba las manos a la masa. Por ello, cuando el gran pescador tomó su pluma para escribir sobre los santos que sufrían, no se sale por la tangente. Cuando habla de la realidad del fin de los tiempos, resume un plan de juego práctico y contundente en vez de presentar opciones y dar un discurso elocuente.

1 Pedro 4:1-6 Si usted alguna vez ha viajado fuera de su país, entonces conocerá el extraño sentimiento de ser un extranjero. Realmente es impactante cuando uno visita por primera vez un país distinto al nuestro. Sobre todo, si ese país tiene un idioma, comida y cultura distinta a la nuestra. Esa primera visita es algo que jamás se podrá olvidar. Por lo tanto es muy fácil olvidar que mientras vivamos en esta tierra (desde que nos convertimos a Cristo) somos extranjeros y peregrinos. . . Somos personas lejos de nuestro verdadero hogar. Aun y cuando nada cambia físicamente, todo dentro de nosotros adquiere una dimensión eterna. 

1 Pedro 4:1-6 Si usted alguna vez ha viajado fuera de su país, entonces conocerá el extraño sentimiento de ser un extranjero. Realmente es impactante cuando uno visita por primera vez un país distinto al nuestro. Sobre todo, si ese país tiene un idioma, comida y cultura distinta a la nuestra. Esa primera visita es algo que jamás se podrá olvidar. Por lo tanto es muy fácil olvidar que mientras vivamos en esta tierra (desde que nos convertimos a Cristo) somos extranjeros y peregrinos. . . Somos personas lejos de nuestro verdadero hogar. Aun y cuando nada cambia físicamente, todo dentro de nosotros adquiere una dimensión eterna.

1 Pedro 3:18-22 Tal vez hayan pasado años desde que usted escuchó por última vez el credo de los apóstoles. Tal vez nunca lo ha escuchado en su vida. Bueno, permítame escribírselo: “Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, y en Jesucristo, Su único Hijo, Señor nuestro; que fue concebido del Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; y desde allí vendrá al fin del mundo a juzgar a los vivos y a los muertos; creo en el Espíritu Santo, la santa iglesia universal, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección del cuerpo y la vida perdurable. Amén”. No creo que exista una declaración más hermosa de las verdades esenciales y profundas de nuestra fe que haya sido escrita con tanta elocuencia y sencillez como el credo apostólico. Pero aunque las palabras son sencillas, notará que los conceptos por ningún lado son simplistas.