Cuando los hechos no son hechos
II Timoteo 3:14-15
“Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”.
Medios de comunicación canadienses y norteamericanos se han llenado con los resultados de recientes encuestas en ambos países que probaron a personas del público al hacerles preguntas científicas. El problema es que ambas encuestas estuvieron llenas de preguntas que resultaron en respuestas llamadas “equivocadas” si el que respondía no creía en la evolución. Ya que más del 10% de las preguntas tenían que ver con la evolución, podemos asumir que el verdadero propósito de la “encuesta” era el hacer que parezca la creencia en la evolución igual a “alfabetización científica”.
Considere las preguntas hechas. De las 14 preguntas, una decía; “Los humanos como los conocemos hoy se desarrollaron de antiguos grupos animales”. Obviamente la llamada respuesta “correcta” es “verdadero”. Otra pregunta dice: “Los humanos más antiguos vivieron al mismo tiempo que los dinosaurios”. Y la respuesta “correcta” para esto es “equivocado”.
La encuesta no muestra la ignorancia generalizada de la ciencia en áreas reales de la ciencia. Un científico que no sabía que la luz viaja más rápido que el sonido podría ser considerado incapacitado para hacer ciencia. Medidas de la velocidad de la luz y la velocidad del sonido se hacen fácilmente y ofrecen resultados consistentes.
¡Pero nadie jamás ha medido – menos reproducido – los resultados que la encuesta afirma como “correctas” acerca de la evolución! ¡Muchos científicos, incluyendo algunos que son muy famosos, también habrían insistido en las respuestas llamadas “equivocadas” sobre la evolución! La lección para nosotros es que, como cristianos, necesitamos leer y escuchar muy cuidadosamente lo que se llama “noticias”, porque algunas cosas realmente no están basadas en hechos del todo.
Oración: Amado Señor, Te agradezco que a diferencia de los escritos del hombre Tu Palabra es absolutamente perfecta y acertada en todo lo que nos dice. Ayúdame a recordar que el propósito de Tu Palabra es hacerme sabio para la salvación, que se encuentra en Cristo Jesús. Amén.
Notas: “Read it and weep.” The Globe and Mail (Toronto), Mar. 1, 1990. p. A7.
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