Santiago habla de las fuentes y las secuencias de la santificación. Jesús y Santiago enseñan que la solución para el problema del pecado, aun el pecado sexual, es la Escritura, porque la Palabra de Dios es viva y poderosa. Santiago hace énfasis en la importancia de obedecer y aplicar la Palabra de Dios a nuestras vidas. Habla de las fuentes de la disciplina, y dice que la lengua debe ser disciplinada. Debemos poner nuestra vida bajo el control de la sabiduría de Dios, y no de la sabiduría terrenal.