Ayuda divina

Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos. Hebreos 4:15-16

En Missouri, donde está la central de Cristo Para Todas Las Naciones, a la gente le gusta contar historias acerca del Presidente Truman, quien fuera oriundo de este estado.

Una de mis historias favoritas sucedió casi enseguida después que Truman había completado su último mandato como Presidente. Camino a su casa, Truman le dijo a su chofer que parara al costado del camino pues una mujer estaba tratando de juntar los cerdos que se le habían escapado de la granja, y el ex presidente quería ayudarla.

La noticia de que un ex presidente estuvo dispuesto a ayudar a una mujer que estaba en aprietos llegó a Independencia, su ciudad natal, antes que él. Cuando algunos incrédulos le preguntaron si era cierto que había ayudado a una mujer a juntar sus cerdos, Truman explicó: "Sí, alguien tenía que ayudarle. Además, yo fui granjero mucho antes de ser Presidente".

¿Ha notado con qué facilidad nos sorprendemos cuando alguien "grande" se toma el tiempo de ayudar a otra persona? Si esto es así, y lo es, cuánto más debería sorprendernos e impresionarnos que Jesús se haya convertido en uno de nosotros para poder salvarnos.

Después que la humanidad pecó, el Padre mostró su amor y gracia por nosotros prometiéndonos un plan de salvación. Esa promesa fue cumplida en la persona de su propio Hijo. Los evangelios dicen cómo Jesús caminó y ministró entre nosotros, y se dio a sí mismo como rescate por nuestra salvación.

Como nuestro Sumo Sacerdote, Jesús permitió ser sacrificado para que nosotros, pecadores perdonados, podamos acercarnos al trono de gracia de Dios, donde recibimos misericordia y ayuda en nuestros momentos de necesidad.

Si el Señor parafraseara al Presidente Truman, diría: "Sí, alguien tenía que ayudar a la humanidad, y yo era el único que podía".

ORACIÓN: Poderoso Creador, te doy gracias por mostrar tu amor por mí al sacrificar a tu Hijo para que borrara mis pecados. Gracias por ser un Dios de amor. Ayúdame a compartir tu amor con quienes me rodean. En tu nombre. Amén.

© Copyright 2010 Cristo Para Todas Las Naciones  

CRISTO PARA TODAS LAS NACIONES 
660 Mason Ridge Center Dr. 
St. Louis, MO 63021 
1-800-972-5442 
camino@lhm.org 
www.paraelcamino.com