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Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Marcos 12:30

Mi cumpleaños es en octubre. Por el mes de mayo, mis hijos comienzan a preguntarme: "¿Qué quieres de regalo?" En los últimos años no he sido capaz de darles una buena respuesta. En algún momento me convertí en una de esas personas para la cual se hace muy difícil comprar un regalo.

Pero con Bill Bramanti no pasa lo mismo. A Bill le encanta la cerveza Blue Ribbon. En realidad le gusta tanto la cerveza, que se hizo hacer un féretro en forma de latita de cerveza. Cuando estuvo pronto organizó una fiesta para él mismo, sus amigos, y su familia, y llenó el féretro con hielo y cerveza Blue Ribbon.

¿Qué piensa la familia de Bill del féretro y de su afición por la cerveza? Aparentemente, algunos lo aprueban. Su hija dij "¿Para qué guardar algo tan novedoso en un cuarto cuando se puede usar como sólo a papá se le ocurriría usarlo?"

No tengo nada en contra de la cerveza, o del féretro en forma de latita de cerveza. Pero qué lindo sería si tuviéramos tanto entusiasmo para el Señor.

Jesús dijo una vez que el mandamiento más importante en la vida es que las personas amen al Señor con todo su corazón, su alma, su mente, y su fuerza. Es un mandamiento que a menudo se olvida, especialmente cuando las cosas de la vida se interponen.

Amar a Dios con cada parte de nuestro ser. Si alguien que no fuera Jesús nos pidiera algo así, nos sentiríamos avasallados. Pero no pasa lo mismo con nuestro Salvador. Él tiene el derecho de pedirnos que amemos completamente a Dios, porque él nos amó completamente a nosotros.

Al seguir la voluntad de su Padre, y al cumplir las profecías y promesas del Antiguo Testamento, Jesús se dio a sí mismo completamente para ganar nuestra salvación. Para que seamos salvos, Jesús nos amó y se ofreció a sí mismo como rescate vivo por nuestras almas.

Al hacerlo, Cristo mostró un nivel de compromiso que este mundo nunca había visto antes y nunca más verá. Al vivir para nosotros, el Salvador exhibió una dedicación absoluta y total.

Después de haber visto la inmensa gracia de Jesús, y de haber presenciado la perseverancia hasta la muerte del Salvador, el apóstol Juan proclamó para que todos sepan: "Nosotros amamos porque él nos amó primero" (1 Juan 4:19).

ORACIÓN: Querido Salvador, porque tú nos amaste, debemos amarte siempre. Mantennos leales a ti, y no nos dejes distraernos con cosas que sólo tienen un valor pasajero. En tu nombre. Amén.

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