Margarita

Muchos recaudadores de impuestos y pecadores se acercaban a Jesús para oírlo, de modo que los fariseos y los maestros de la ley se pusieron a murmurar: “Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos”. Él entonces les contó esta parábola:Supongamos que uno de ustedes tiene cien ovejas y pierde una de ellas. ¿No deja las noventa y nueve en el campo, y va en busca de la oveja perdida hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, lleno de alegría la carga en los hombros y vuelve a la casa. Al llegar, reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: ‘Alégrense conmigo; ya encontré la oveja que se me había perdido’. Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse. Lucas 15:1-7

Una vez conocí a una mujer llamada Margarita. No vivía en la calle, pero a través de los años había vivido en varios lugares diferentes. Siempre era desalojada porque, según ella, los demás se abusaban de ella. Sin embargo, a veces era ella la que abusaba de la generosidad de los demás.

Margarita se vestía con ropas de segunda mano, y siempre se invitaba a las actividades sociales de la iglesia. Parecía que siempre me llamaba para que la llevara de un lado a otro en los momentos más inoportunos. Siempre estaba más que dispuesta a orar conmigo en cualquier momento, siempre y cuando no fuera la hora de La Rueda de la Fortuna. ¿Alguna vez ha ayudado a una ‘Margarita’?

Algunas personas empezaron a hacer comentarios porque yo llevaba a Margarita a todos lados. Nadie negaba que su pastor estuviera haciendo una obra buena, pero se preguntaban si al hacerlo no estaba permitiendo que ella se abusara de mí. Yo también lo pensé.

Jesús recibió a los pecadores y comió con ellos. Curó a diez leprosos, y alimentó a cinco mil; sin embargo, no todos llegaron a la fe. Soportó el abuso de Pilato, a la vez que lo llamaba al arrepentimiento y a la fe. Permitió que las personas lo usaran, si eso les ayudaba a que sus corazones estuvieran receptivos para que su mensaje y promesas los llevaran a confiar en su amor y perdón.

¿Cómo puede Jesús ayudarte en tu servicio a todas las ‘Margaritas’?

ORACIÓN: Señor Jesús, qué fácil es que nuestro amor sea abusado. Ayúdanos a seguirte en palabra y en verdad. Amén.

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