No soy un asesino

No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes. Mateo 7:1

A la mayoría de nosotros nos gusta pensar que somos personas normales que tratamos de obedecer las leyes y que, en general, nos mantenemos fuera de problemas.

En contraste con la opinión que muchos de nosotros tenemos de nosotros mismos, un famoso abogado criminal una vez dijo: “Cada persona es un asesino en potencia”. Y refiriéndose a sí mismo, admitió: “Yo no he matado a nadie, pero encuentro satisfacción al leer los obituarios”.

Es muy triste que una persona diga que encuentra satisfacción al leer un obituario. Sin embargo, si soy honesto, tengo que admitir que yo también encuentro satisfacción, aunque no con la muerte de alguien.

Muchas veces he sonreído al ver a alguien engreído u orgulloso ser bajado de su pedestal. Me avergüenzo de decirlo, pero ha habido momentos en tuve placer al ver a un ‘sabelotodo’ estar equivocado.

Sigue siendo una forma triste de obtener satisfacción, y no estoy orgulloso de ello, porque hay un sinnúmero de personas que obtendrían igual satisfacción al ver que recibo mi merecido.

Afortunadamente, el Señor no es como yo.

Dios quiere ver mi nombre en el Libro de la Vida, y no en las páginas de los muertos. Él quiere que yo viva una vida plena y bella y, para asegurarme que sea una realidad, envió a su Hijo a pagar el precio de la culpa de mis pecados, y vencer la muerte.

Y porque Dios ha hecho eso por mí, yo voy a hacer lo mejor que pueda para comprender a quienes alguna vez juzgué. Quizás usted pueda hacer lo mismo por mí y por todas las personas con quienes se encuentre hoy.

ORACIÓN: Padre, gracias por escribir nuestros nombres en el Libro de la Vida. Enséñanos a no juzgar ni criticar a los demás, y ayúdanos a compartir al Salvador con quienes encontramos en nuestro camino. En el nombre de Jesús. Amén.

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