Escuchemos con atención

Así yo dejaré de hacerles el daño que he pensado hacerles por sus malas obras. - Jeremías 26:3 (26:1-6)

El pasaje de Jeremías 26:1-6 es una seria advertencia que incluye condenación y castigo por las malas obras, llamado al arrepentimiento, y anuncio de cambio en el corazón de Dios. El versículo 2 de este párrafo es el que más impacta nuestro pensamiento actual: “Diles a… los que vienen a mi casa a adorarme, todo lo que yo te ordene.”

En mi experiencia como cristiano he observado que muchas veces vamos al templo a que nos digan lo que queremos escuchar. Los predicadores somos “cautos” a veces para no decir algo que ofenda a los oyentes. Pero el oráculo de Dios es enfático: “Diles todo lo que yo te ordene.” Dios no nos deja ser selectivos respecto de lo que debemos oír, porque somos incapaces de elegir lo que es bueno para nosotros. El pecado tiñe todas nuestras elecciones. Por ese motivo, necesitamos escuchar todo el consejo de Dios.

Hay que notar que en Jeremías aun los que adoran son advertidos, porque los que adoraban en ese tiempo, y los que adoramos hoy, necesitamos ser llamados al arrepentimiento. Es interesante cómo Dios le pide a Jeremías que anuncie un arrepentimiento personal: “…cada uno de ellos se aparte de su mal camino.”

El Señor nos llama hoy en forma individual a apartarnos del camino pecaminoso, porque su propósito no es hacernos daño. El llamado de Dios es que caminemos en sus sendas, porque cuando no caminamos en sus sendas nos hacemos daño a nosotros y a los demás.

Cuando Jesús dijo: "Yo soy el camino” (Juan 14:6), nos mostró la única senda por la que debemos andar. Confiar en la muerte y resurrección de Jesús es andar por esa senda.

Gracias, Padre, porque nos sacaste del camino de la perdición y porque nos diste en Jesús el único camino a la vida. Amén.

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