A partir del sufrimiento de Job, aprendemos tres perspectivas de la vida cuando enfrentamos pruebas. Nuestras dificultades pueden llevarnos a hacer las preguntas correctas. El sufrimiento también nos puede llevar a escuchar a Dios en busca de la respuestas correctas. Y, finalmente, podemos dejar que nuestro dolor nos lleve a la situación de creer en las respuestas de Dios a nuestras preguntas. Cuando hagamos estas tres cosas, experimentaremos la bendición y la consolación de la salvación.