Llegará el día en que vamos a mirar alrededor y los hijos no estarán ahí. En este momento, podría parecer como que esperamos ansiosos a que llegue ese día, porque estamos en medio de la batalla con nuestros hijos, pero debemos atesorar esos momentos, porque se irán, y no hay forma de volverlos a capturar una vez que se han ido.