Las bienaventuranzas son la mentalidad de la persona que va a Dios y que es enviada al mundo por Dios. Jesús las complementa con cuatro metáforas profundas: la sal de la tierra, la luz del mundo, una ciudad asentada sobre un monte y una vela en un candelero. Ningún seguidor de Jesús puede tener todas estas actitudes y hacer la clase de obras que Él ordena, sin el Espíritu de Dios que obrando en y a través de él.