Juan el Bautista presentó al Mesías: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Los Evangelios cuentan sucesos importantes de la vida de Jesucristo: Su bautismo -Su inauguración, que indicaba el comienzo de su ministerio público- y Su tentación, una confrontación con Satanás. Jesús resistió la tentación porque conocía las Escrituras y puso a Dios en el primer lugar de Su vida. Él demostró que era el Hijo de Dios que vence el pecado.