Los verdaderos líderes no ostentan un título; los seguimos voluntariamente. Los líderes posicionales confían en sus títulos y su poder; a ellos los seguimos por obligación. Antes de su encuentro con Jesús, Saulo de Tarso, el «hambriento» líder político, se sentía muy orgulloso de su posición. La usaba para ejercer dominio sobre los demás. Después de su conversión, Pablo el «humilde» seguidor de Cristo, se jactaba en sus debilidades. Descansando en el poder de Dios, Pablo influenció a otros a seguir a Cristo y comenzó a pastorear nuevas iglesias con su singular estilo de liderazgo.
Toda persona ansía ver a su alrededor un liderazgo convincente. Alguno con el carácter de Nehemías. Este ilustre personaje no solo se destacó como gran líder en el área de los negocios y la política del Antiguo Medio Oriente, también fue un constructor que se caracterizó por un estilo de vida humilde y cordial. Dios quiere formar en su vida las mismas cualidades de Nehemías.