Aprendemos mucho acerca del poder del pecado en la vida del rey David. Como el terciopelo negro sobre el cual un joyero exhibe sus diamantes, el oscuro castigo, el poder y el precio del pecado hacen que el brillo de los tres hechos de la salvación se destaque con mayor fuerza. Primero, Jesucristo ha quitado el castigo del pecado. Segundo, el Espíritu Santo es más poderoso que el poder el pecado. El tercer hecho de la salvación es que, a los ojos de Dios, las manchas del pecado son lavadas por el perdón.
