El libro de Miqueas registra tres grandes sermones. Este profeta era granjero, pero fue llamado para predicar las palabras de Dios a los líderes políticos y espirituales de las ciudades capitales, tanto de Israel como de Judá. Miqueas culpó de la corrupción moral y espiritual del pueblo de Dios a los líderes. Miqueas predicó que la única forma en que podrían ser rescatados de sus fracasos era que Dios enviara un rey perfecto, el Mesías.